«¿Por qué la traducción de la Biblia a «lenguas nativas»?» (Primera parte)

«¿Por qué la traducción de la Biblia a «lenguas nativas»?» (Primera parte)

Quizás en algún momento de tu vida cuando escuchaste sobre la traducción de la Biblia a idiomas nativos te hayas preguntado o hayas escuchado:

“¿Por qué traducir la Biblia a lenguas nativas?¿Por qué no usar el español o guaraní al momento de discipular o exponerles al evangelio si muchos de ellos son bilingües? Es más fácil, ¿no?”

William Cameron Townsend, fundador de la organización Traductores Bíblicos Wycliffe, en su escrito “Tribus, lenguas y traductores”, expresó un comentario de raíz similar a la pregunta planteada anteriormente que le hicieron sus amigos cuando decidió traducir la Biblia para la etnia cakchiquel de Centroamérica:

“Me dijeron: No seas tonto. Esos indígenas no valen la pena el trabajo que tomaría aprender su extraño idioma y traducir la Biblia para ellos. Ni siquiera pueden leer. Deja que los indígenas aprendan español.”

¿Qué hizo que Cameron Townsend dejara todo para dedicar los siguientes 10 años de su vida para traducir la Biblia a este idioma, a pesar de todos los comentarios tan desalentadores?

La razón fue precisamente a raíz de este icónico comentario que Townsend recibió por parte de un cakchiquel cuando le entregó una Biblia en español:

“Si tu Dios es tan inteligente, ¿por qué no habla mi idioma?”

Esta frase refleja una realidad que hasta el día de hoy sucede.  Personas de más de 1,800 etnias lo más probable hagan esta pregunta o alguna otra similar cuando tengan contacto con algún misionero (o quizás ya la hayan hecho), pues tampoco tienen ni un solo versículo de la Biblia traducido a su propio idioma.

Este cakchiquel se identificaba con otro idioma diferente al español; su lengua nativa.  Quizás también hayas escuchado el término “lengua materna”.

Al decir, “idioma materno” hace referencia al “idioma que las personas adquieren en el regazo de su madre, en el que aprenden a pensar y a hablar sobre el mundo que los rodea, a relacionarse con las personas más cercanas a ellos y expresar sus valores.” (Grimes) 

Sin embargo, muchos lingüistas prefieren no usar este término, ya que puede haber situaciones en los que el idioma de alguien no sea el mismo hablado por su madre. Se han acogido otros términos como lengua vernácula, lengua nativa, lengua de cuna, idioma dominante y otros. (Decker) 

No obstante, hay otro sector que continúa usando este término y están en todo su derecho.

En lo personal, muchas veces prefiero el término “idioma del corazón”, pues precisamente hace referencia a ese idioma que “forma parte de su personalidad e identidad, y que expresa la etnicidad y la solidaridad con su gente.” (Grimes)

Es por esta razón que cuando hablamos de los pueblos originarios, hay que tener en cuenta que para ellos el idioma mayoritario vendría siendo su segundo y a veces hasta su tercer o cuarto idioma. La mayoría de ellos lo han aprendido por medio del contacto verbal directo fuera de un aula, y «les falta entrenamiento en cuanto a la transferencia de la lengua.» (Grimes) Por tanto, al leer o escuchar la Palabra de Dios en este segundo o tercer idioma, aun cuando hubiere semejanza idiomática, carecen de esa comprensión y matices que sí se pueden captar al estudiarla en el idioma del corazón.

La autora Barbara F. Grimes, en su artículo «De toda lengua» hace referencia a esto y destaca que en estas iglesias de etnias minoritarias, las Escrituras suelen estar disponibles solamente en una segunda lengua, la cual comúnmente es la mayoritaria. 

Este modelo provoca que se evite tener que traducir las Escrituras al idioma nativo, asumiendo que es adecuado parafrasearlas de manera espontánea.

 Ella añade:

“No hay ninguna garantía de que ese parafraseo espontáneo que se repite por varios oradores en distintas situaciones sea preciso. El modelo del intermediario bilingüe suele resultar en una élite bilingüe en la iglesia, los únicos que pueden llegar a ser líderes. Otros, a quienes Dios les haya dado los dones de la enseñanza, predicación, y otros dones que involucran la lengua, pueden ser estorbados por la falta de suficiente competencia bilingüe como para funcionar en la segunda lengua.”



En mi caso hablo español e inglés, y considero que el idioma de mi corazón es el español, pues es el cual adquirí desde pequeña, en el cual sueño y pienso de primera instancia, con el cual me identifico culturalmente. Y si bien puedo entender y hablar el inglés bastante fluido, carezco de esa conexión emocional al idioma que un nativo hablante tiene. No es lo mismo cuando leo y estudio la Palabra de Dios en español que cuando lo hago en inglés. En inglés, si bien puedo aprenderla y me ministra, no siento que llega a mi corazón.

Es por esto que siempre digo que por más que alguien domine dos o más idiomas, siempre habrá uno que será con el que más se identifique y prefiera hablar, con el cual se sienta más cómodo o confiado; con el cual se identifique cultural, emocional y personalmente.

Dos hermanos de la etnia Guaraní Ñandeva (Paraguay) nos comparten este mismo sentir:

“Para mí es muy bueno cuando hago lecturas en mi idioma Ñandeva.  Es como si dialogáramos directamente con Dios.” – Oscar

 

“En nuestro idioma entendemos mucho más, porque hay términos en castellano que no entendemos.” – Ignacio

 

Te invito a reflexionar brevemente sobre esto:

¿Hablas dos o más idiomas? ¿Cuál de ellos lo identificas como tu idioma materno/dominante? ¿Qué sientes al leer o escuchar la Palabra de Dios en ese idioma en comparación con tu segundo idioma?


Referencias:

  1. Decker, K., & Grummitt, J. (2012). Understanding Language Choices: A Guide to Sociolinguistic Assessment (Illustrated ed.). SIL International.
  1. Grimes, B. F.  De toda lengua. Recuperado de: Winter, Ralph D.. Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Formato Combinado) (Spanish Edition) (p. 1527). Artículo original: Reached  Without Scripture? (1990) International Journal of Frontier Missions, 7:2, pp. 41-47
  1. Townsend, W.C. Tribus, lenguas y traductores. Recuperado de: Winter, Ralph D.. Perspectivas del Movimiento Cristiano Mundial (Formato Combinado) (Spanish Edition) (p. 1527). William Carey Publishing. Kindle Edition.  Adaptado de: Who Brought the Word (1963). Usado con el permiso de Wycliffe Bible Translators, Inc., Orlando, FL

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